Durante el siglo pasado no han faltado investigadores ocupados en sacar a la luz documentos relativos a la vida de Goya durante la Guerra de la Independencia, pero pese a sus esfuerzos, resulta imposible determinar a ciencia cierta cuál fue la actitud política del ilustre pintor durante lo que los contemporáneos denominaron la revolución de España. Durante seis años (1808-1814), España fue el teatro de una guerra que enfrentó a Napoleón con el resto de Europa y de una auténtica revolución que supuso el principio del fin del Antiguo Régimen. Pero supuso también una despiadada guerra civil entre patriotas (liberales y absolutistas) y los que, por motivos muy diversos, sirvieron al intruso José I y fueron calificados de «afrancesados». Saber con certeza cómo vivió Goya este dramático periodo permitiría interpretar correctamente las obras que realizó en esta época. ¿Se dejó seducir Goya por el programa reformista de José I, como sostiene Pierre Gassier? ¿Fue, como opinó Jeannine Baticle, un ardiente patriota? ¿O fue, como pretende Robert Hugues, un destacado liberal, partidario entusiasta de la Constitución promulgada en Cádiz en 1812? Después de rastrear todos los datos ya publicados sobre el asunto; la prensa de la época; las memorias de los contemporáneos españoles, franceses, ingleses y polacos; la correspondencia de Napoleón, Leandro Fernández de Moratín, Gaspar de Jovellanos o José I (incluso la correspondencia privada que cayó en manos de Wellington después de la batalla de Vitoria), Gérard Dufour nos muestra los pasos que siguió Goya durante la Guerra de la Independencia y su conducta. Una conducta que, por supuesto, no fue unívoca, y en la que se mezclaban actitudes de puro patriotismo y un afrancesamiento como mínimo pasivo al tiempo que recibía, posiblemente, la luz masónica.