Glenn Gould (1932-1982), genio de la música clásica, fascinó al mundo por su talento inaudito, la modernidad de sus interpretaciones y su extraña manera de tocar el piano, encorvado y tarareando con los ojos cerrados. Sandrine Revel recrea en viñetas la vida del pianista canadiense, tratando de comprender a la persona detrás del personaje, de acercarse a la vida interior de un genio solitario, frágil y atormentado, que afirmó en algún momento: “creía firmemente que todo el mundo compartía mi pasión por el cielo nublado. Me sorprendió mucho darme cuenta de que algunas personas preferían el sol”.