En el siglo XIX aparecen los primeros intentos de creación, por parte del gobierno central, de una legislación en torno a la salud de la población. En 1822 se pretendió la ublicación de el Código Sanitario que no llegó a buen puerto por falta de acuerdo respecto a la dotación que debía contener el mismo. Unos años después, la Ley de 28 de noviembre de 1855 confirma a la Dirección General de Sanidad, creada muy pocos años antes. El Real Decreto de 12 de enero de 1904 aprueba la Instrucción General de Sanidad.