La geografía humana se encuentra pues de nuevo en la encrucijada de las ciencias sociales y humanísticas (.). La geografía parece particularmente bien situada para ser útil y constructiva en este proyecto transdisciplinar, colaborativo. Los geógrafos, y en concreto los geógrafos españoles, tienen un gran futuro, un panorama envidiable ante sí. A condición de que no vuelvan a incurrir en errores que nos son demasiado habituales: sobre todo la dispersión, pero también la inseguridad, la falta de criterio geográfico, no aprovechar bien nuestros propios recursos, una cierta tendencia al transformismo curricular, buscar la visibilidad antes de madurar resultados y prodigarse demasiado en eso que ahora se llama geografía híbrida. Una Geografía Humana de España como ésta puede resultar un buen instrumento de referencia, un producto de madurez geográfica.