Es cierto que la medicina actual ha alcanzado cotas de investigación y de tratamiento inimaginables, y que en la época de Galeno no se conocía la tecnología médica avanzada de hoy. Sin embargo, para el historiador de la medicina, para el entendido en la ciencia médica antigua y para todo aquel que se sienta atraído por estos temas, estas obras de nuestro médico imperial, es decir, médico del emperador romano Marco Aurelio, son interesantes. Galeno, como otros médicos de la Antigüedad, utilizaba para sus fármacos elementos naturales, no como nosotros, productos sintetizados por un laboratorio farmacéutico. Es un hipocrático no fundamentalista; desde que nació la medicina científica con Hipócrates, la actuación farmacológica y médica está presidida por la racionalidad: el lógos (razón) es protagonista principal junto con la praxis médica ya desde Hipócrates: el consabido "razón" y "práctica" de la escuela médica de Cos. La patología galénica, con su farmacología consiguiente, se encuentra fundamentalmente en estas dos obras que traducimos. El vocabulario médico y científico que en ellas se contemplan es sorprendentemente actual. Galeno es el nuevo Hipócrates de época imperial romana, después de algunos siglos del nacimiento del fundador de la medicina científica.