La Fundación Joan Miró fue la primera institución pública abierta en Barcelona centrada exclusivamente en el arte contemporáneo. Joan Miró y Josep Lluís Sert quien la diseñó, miembro fundador de GATCPAC (un grupo líder en la introducción de la arquitectura moderna en Cataluña) se encontraron por primera vez en 1932 y enseguida se hicieron buenos amigos mientras trabajaban en el pabellón español (de la República) de la Exposición Universal de París de 1937. Tras la primera gran retrospectiva del trabajo de Joan Miró en Barcelona (1968), el artista decidió construir un edificio para hacer su obra accesible al público de manera permanente. Sert fue el encargado del proyecto, para lo que creó una estructura de plano abierto en la que el interior se comunica con el exterior, creando un equilibrio perfecto entre arquitectura y paisaje. A partir de estas fechas, la Fundación se amplió en dos ocasiones. El arquitecto encargado de ambas ampliaciones fue Jaume Freixa, discípulo de Sert, que había trabajado con su maestro durante once años en Harvard y que había desempeñado un papel activo en la creación de la Fundación.