El día de su estreno, el 18 de enero de 1935, Freshwater contó con un público de 80 espectadores; cifra nada desdeñable si pensamos que se trataba de una ceremonia festiva a la que sólo asistieron allegados del grupo Bloomsbury; es decir, amigos de la autora. Una comedia de entrecasa , en fin, a la manera de esa obrita que es el eje de Entreactos, su trágica y disgregada última novela. Sin embargo, en su desenfado delirante, Freshwater evoca el perfil menos conocido de Virginia Woolf como escritora: el humor irreverente y mordaz de Orlando. Verdadero antecedente del teatro del absurdo, Freshwater se representó por primera vez fuera de Inglaterra en 1982, en el Centro Pompidou, con un elenco que contó con el mismísimo Eugène Ionesco. Convertida en obra de culto, fue representada en la Maison Francaise de la U.N.Y. en 1983, con un elenco que incluyó a Joyce Mansour, Alain Robbe-Grillet, Nathalie Sarraute y S. Wilson.