En 1988, Estados Unidos vivía el último año del gobierno de Ronald Reagan, que se había caracterizado por una profundización en las políticas conservadoras y por una mayor influencia de la derecha fundamentalista cristiana. Durante su mandato, la industria cultural también había sucumbido a estas dinámicas mediante un mayor y más sistemático ejercicio de la censura artística. La música rock fue el blanco preferido de los ataques de los sectores conservadores del país. Ante esta situación, el músico de rock Frank Zappa inició una gira de conciertos en los que animaba a los jóvenes a participar en las urnas para que la inminente cita electoral supusiese el fin de las políticas del partido republicano. De esta manera, Zappa incidía en la principal línea de actuación de su carrera: la preocupación por la movilización política de la ciudadanía y el papel determinante que ha de jugar el artista como un cronista de la sociedad de su tiempo. En este libro se analizan las respuestas que ofrece la obra de Zappa a los distintos estamentos del reaganismo en un recorrido que culmina en los años 80, pero que encuentra sus raíces en la crítica que realizaba el músico a los distintos aspectos de la política (Nixon y el Watergate, por ejemplo) y la industria cultural (el hippismo, el sistema de producción musical, etc.) en sus discos de los años 60 y 70.