La figura de Francisco Pleguezuelo se encuentra estrechamente ligada en a la andadura de las revistas El Parnaso (1948-1950) y Platero (1950-1954), dos importantes testimonios de la poesía española de posguerra, y en especial de la llamada generación poética de los 50, que habían acogido las voces de José M. Caballero Bonald, Fernando Quiñones, Julio Mariscal, Pilar Paz Pasamar, José Luis Tejada, José María Pemán, Carlos Edmundo de Ory, Julio Mariscal, Antonio y Carlos Murciano, Ramón Solís y otros destacados escritores, así como de figuras ya muy consagradas de la vida literaria como Juan Ramón Jiménez, Salinas, Alberti, Aleixandre, Blas de Otero o Gabriel Celaya. La inmensa mayoría de los textos recogidos en este volumen, con la excepción de los poemas en verso de El Parnaso y Platero, se ajustan a un patrón de género que Pleguezuelo llegó a dominar con mucha pericia: el relato corto, cercano al cuento y a su vez a la prosa poética, a la estampa lírica. Un modelo que fue puliendo en el curso de los años hasta alcanzar en sus últimos tiempos, ya en la década de los noventa y en los primeros años del siglo XXI, una asombrosa perfección.