Francisco Nieva es el último gran autor del teatro español del siglo XX. Junto con Valle-Inclán, Lorca y Buero Vallejo, Nieva ha construido un entramado teatral en el que se asientan las bases de una creatividad escénica que ha sido la principal fuente de expresión
y de rebelión, frente a una etapa tremendamente conflictiva de la realidad española. Los primeros apuntes teatrales de Valle-Inclán y la revolución de su esperpento han tenido en Nieva un continuidad armónica. La idea del teatro poético de Lorca se puede vislumbrar en sus maravillosos textos. El conflicto eterno del hombre y su mundo de Buero Vallejo está en ese grito desgarrado de Coronada y el toro. Desde Valdepeñas (Ciudad Real), donde nace en 1924, Nieva ha viajado por toda Europa, se ha empapado de las nuevas corrientes teatrales del absurdo o del surrealismo, y ha sido capaz de transformarlas en algo profundamente español, porque nunca ha olvidado su infancia en su pueblo o el escondite de Sierra Morena durante la guerra civil. Nieva es la perfecta simbiosis de los contrarios: la fusión del espectáculo escénico con la palabra más creativa, la orgía de los sentidos y la revolución, el vitalismo más acendrado y la estética más elaborada. El teatro es vida alucinada e intensa, dice, y en esa dicotomía entre lo vital y lo quijotesco, Nieva ha alcanzado la cima de lo universal.