Luego de sorprender con su Breve historia del error fotográfico, Clément Chéroux ha escrito un ensayo que explora la frontera entre la fotografía artística y la foto tomada por aficionados. A fin de mejor comprender la fuerza poética de este medio, Chéroux examina algunos de los trabajos más desconcertantes en la historia de la fotografía, como son los retratos de escaparates tomados por Atget, las fotos de feria que fascinaban a los surrealistas, la extraña evolución de la fotografía espiritista y la influencia de la foto en el cine de Georges Méliès.Si las fotos tomadas por amateurs carecen de calidad o valores estéticos, como afirman tantos, se pregunta, ¿por qué las han retomado los más grandes artistas de vanguardia, como Man Ray y Moholy-Nagy, por no hablar de Martin Parr, Christian Boltanski o Sophie Calle? ¿La foto de aficionado constituye una imagen de valor limitado, que no merece entrar al circuito artístico, o es una rama de la fotografía que fue sacrificada a fin de conseguir que la foto obtuviese el reconocimiento de los especialistas?En La fotografía vernacular Chéroux nos invita a defender lo que tiene de especial la fotografía, sin perder de vista que un aficionado puede producir una imagen interesante en menos de un segundo, presionando un botón al azar. Y demuestra que es urgente superar nuestras deudas con la historia del arte, a fin de renovar la idea que tenemos de lo fotográfico.