Desde las primeras fiestas con toros que se celebraban en la Edad Media hasta nuestros días han coexistido dos formas antagónicas de interpretar la «fiesta brava»: la que considera las corridas de toros como una expresión cultural que debe ser protegida y la que defiende su abolición apelando a razones éticas para acabar con el sufrimiento animal. El carácter fundamentalmente ético de este debate ha ocupado a los filósofos actuales más destacados, que se han interpelado sobre múltiples aspectos de la cuestión: ¿podemos hablar de arte ante el sufrimiento animal?, ¿es moralmente aceptable matar a un animal por diversión?, ¿debe mantenerse una tradición por el mero hecho de serlo?, ¿por qué las leyes amparan solo ciertas especies animales y dejan al margen a las demás? La autora revisa en este libro el estado actual de la polémica desde el ámbito de la filosofía y nos ofrece asimismo su visión personal, al tiempo que invita al lector a reflexionar sobre la función y el sentido que puede tener en nuestros días mantener una práctica difícilmente compatible con nuestra sensibilidad actual hacia el sufrimiento de los animales.