Los grandes retos sociales, culturales y éticos a los que el hombre debe enfrentarse en el tercer milenio hacen necesaria una confrontación entre la religión y la filosófia, que haga frente a la expansión de corrientes filosóficas basadas en el relativismo. el sincretismo o el pragmatismo. El papa Juan Pablo II, en su decimotercera encíclica, quiere hacer un reforzamiento de la alianza entre la reflexión teológica y la filosófica, que constituyen dos pilares imprescindibles para la civilización humana, con la intención de dar respuesta a los grandes interrogantes humanos sobre el sentido de la vida.
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