La existencia de una numerosa administración del Estado (fundamentalmente militar), un poderoso movimiento obrero (más socialista que anarquista) y una débil clase media, fueron los protagonistas de los avatares de Ferrol durante el periodo republicano. Una buena parte de los funcionarios no aceptaba de buen grado la llegada de la II República. Otra parte, sin ser propiamente monárquica, creía inevitable que tarde o temprano la República sería abolida, por lo que no querían verse profesionalmente perjudicados por una excesiva fidelidad a la misma. Unos y otros juraron fingidamente el acatamiento a la Constitución republicana. La UGT, que había podido funcionar legalmente durante la Dictadura de Primo de Rivera, y el PSOE, que aunque prohibidas sus actividades políticas, no fue perseguido, se encontraban en excelentes condiciones para liderar el movimiento obrero ferrolano y la vida política de la ciudad y de algunos ayuntamientos limítrofes. Los primeros años de la II República acumulan hechos importantes, pero sin llegar a un agravamiento significativo de la convivencia social. La ruptura traumática de la misma vivirá su primer episodio en octubre de 1934 y eclosionará definitiva y dramáticamente en el verano de 1936. La represión sistemática tras el golpe de Estado; los “paseos”; la resistencia de las guerrillas y su organización; el uso de los presos políticos como mano de obra barata; y el panorama político y sindical de la posguerra completan una visión global de Ferrolterra entre 1931 y 1952, con especial atención los principales hechos ocurridos durante ese período.