El discurso argumentativo de este libro se hilvana en torno a una mirada crítica y genealógica de la escuela en la era del capitalismo, tomando como principal objeto de estudio los procesos de escolarización universal y obligatoria, y sus implicaciones de todo tipo. Se trata de un ensayo de ensayos (como tales podrían leerse cada uno de sus capítulos) a contrapelo de la versión complaciente y feliz de educadores, pedagogos e historiadores, que, imbuidos de una acendrada concepción progresista del progreso, han venido atribuyendo a la escuela la virtud de ser fármaco milagroso contra todos los males sociales.