La encíclica "Fides et ratio" se inserta en esa larga tradición que desde los Padres de la Iglesia, de Oriente y Occidente, ha visto entre la fe y la razón humana un entendimiento no sólo posible - sino necesario. La verdad es una y ambos caminos conducen a ella, contribuyendo a su conocimiento y difusión. La intención de esta Encíclica queda patente en este párrafo que forma parte de sus conclusiones: «La Iglesia, al insistir sobre la importancia y las verdaderas dimensiones del pensamiento filosófico, promueve a la vez tanto la defensa de la dignidad del hombre como el anuncio del mensaje evangélico. Ante tales cometidos, lo más urgente hoy es llevar a los hombres a descubrir su capacidad de conocer la verdad y su anhelo de un sentido último y definitivo de la existencia. En la perspectiva de estas profundas exigencias, inscritas por Dios en la naturaleza humana, se ve incluso más claro el significado humano y humanizador de la palabra de Dios. Gracias a la mediación de una filosofía que ha llegado a ser también verdadera sabiduría, el hombre contemporáneo llegará así a reconocer que será tanto más hombre cuanto, entregándose al Evangelio, más se abra a Cristo».