Aclamado como "padre de los rascacielos", Frank Lloyd Wright (1867-1959), un icono intrínsecamente estadounidense, fue un arquitecto de aspiraciones. Creía que la sociedad norteamericana culta debía tener un equivalente arquitectónico adecuado y aplicó su idealismo a estructuras de todo el continente, desde casas en zonas residenciales hasta iglesias, oficinas, rascacielos y el célebre Museo Guggenheim.La obra de Wright destaca por la armonía que establece con la humanidad y su entorno, una filosofía que denominó arquitectura orgánica y cuyo paradigma fue la Casa de la Cascada, una casa en la Pensilvania rural, citada por el Instituto Americano de Arquitectos como "la mejor obra de todos los tiempos de la arquitectura norteamericana". Wright también dejó una huella indeleble por su uso de materiales industriales y por el sencillo plano en L o T de su casa de la pradera, que se convirtió en un modelo para la arquitectura rural estadounidense. Además, se involucró con frecuencia en los elementos interiores de sus edificaciones, como el mobiliario y las vidrieras, prestando especial atención al equilibrio entre las necesidades individuales y la actividad comunitaria.Mediante el estudio de las aspiraciones de Wright para reforzar la sociedad norteamericana a través de la arquitectura, este libro ofrece una breve introducción a su respuesta, romántica y tecnológica al mismo tiempo, a los desafíos prácticos que planteaba la clase media estadounidense.