Georges Devereux, discípulo de Geza Roheim, es al mismo tiempo psicoanalista y antropólogo. En su planteo, el discurso de la psicología y el discurso de la sociología se refieren a un mismo hecho, lo observado en las ciencias del hombre: el individuo. Por eso son interdependientes, pero al mismo tiempo autónomos, puesto que cada uno agota su objeto: son entonces dos discursos complementarios. La frontera de un discurso particular se sitúa en el punto en que, si la explicación se lleva más lejos, su objeto desaparece y es reemplazado por un objeto que corresponde al discurso complementario. Para el autor, el complementarismo permite alcanzar la unidad metodológica en las ciencias del hombre. El planteo de Devereux abre el camino a la verificación recíproca de resultados entre la etnología y el psicoanálisis. Así se reformula la idea de la unidad psíquica de la humanidad, sostenida por Bastian antes que apareciesen el difusionismo y el relativismo cultural. Ahora Devereux la eleva a la condición de principio metodológico rector, en una originalísima concepción de la cultura y sus relaciones con lo inconsciente.