La formación y el aprendizaje permanente se han convertido en variables estratégicas que permiten a las personas, a través de inteligencia cognitiva y emocional, la adaptación positiva a las organizaciones del mundo moderno y a las estructuras en general del mundo del trabajo. El aprendizaje continuo en la cultura de las sociedades avanzas es una exigencia, tanto de las personas como de las organizaciones incardinadas en ellas. Los formadores deben conocer los valores que corresponden a la naturaleza humana, claves de una acción eficaz y cualitativa, donde los valores humanos y la justicia encuentren la referencia obligada, ya que se trata de mejorar la calidad de las formas de vida de la producción, y desarrollar las actitudes y aptitudes humanas que sean adecuadas para un desarrollo sostenible. Se trata de capacitar a los educadores sociales y de forma particular a los responsables de los Recursos Humanos en las organizaciones. La motivación que ofrecemos en este texto está estrechamente relacionada con la expectativa esperanzada que supone la confianza en la persona humana, para adquirir la formación continua necesaria que le permita saber los pasos y los medios para alcanzar una meta concreta. La estrategia de la formación permanente, es propia de las Organizaciones que Aprenden, al fomentar dichos procesos de aprendizaje de forma continua.