La complejidad y lentitud de los mecanismos de reacción de la Unión Europea frente a la imponente crisis económica y financiera hacen que no sea extraño preguntarse sobre su eficacia. Además, en un Estado compuesto como el nuestro, algunos postulan volver al viejo centralismo con distintas fórmulas. Sin embargo, las ideas de la estabilidad presupuestaria y sostenibilidad de las finanzas públicas cuentan, entre sus principales impulsores a Estados que, como Alemania o Estados Unidos, resultan claramente de naturaleza federal, donde el respeto recíproco y el talante de conciliación y pacto deben estar presentes. Pocos bancos de prueba y experimentación como éste de la estabilidad presupuestaria y el freno constitucional al endeudamiento nos permiten visualizar fenómenos tan interesantes como son la progresiva constitucionalización de la economía en el Derecho europeo, el carácter derivado de las normas constitucionales y sus limitaciones, los numerosos obstáculos para establecer controles políticos en un Estado con distintos niveles de gobierno, y las serias dificultades para ordenar los mercados y las finanzas con meras reglas jurídicas, menos aún si se contentan con una aproximación unidimensionada, por más que no quepa desfallecer en esta tarea.