La turbia imagen de la Mujer muerta, tema central de este singular ensayo, es anterior al cine. El arte se ha servido de ella desde tiempos inmemoriales y se ha vertido mucha tinta sobre su fascinación por parte de escritores y filósofos. El psicoanálisis creyó identificarla con la madre muerta. Espectra, último volumen de una trilogía iniciada en 1991 con La bella, enigma y pesadilla: esfinge, medusa, pantera..., que tuvo su continuación con Máquinas de amar. Secretos del cuerpo artificial (El Club Diógenes nº 103), concluye, por el momento, un extenso y muy esclarecedor estudio de Pilar Pedraza dedicado a rastrear ciertas imágenes de lo femenino siniestro en el arte, la literatura y el cine. En esta ocasión Pedraza ha dirigido su perspicaz visión hacia la Mujer muerta ?que yace en nuestro interior y sobre todo a la révenante, que vuelve una y otra vez, porque los muertos nunca mueren del todo, especialmente Ella?. Vampiras, empusas, lamias, aparecidas, mujeres de cuadro, zombis, resucitadas pueblan esta particular ?galería de espectros?, oscuro reflejo de nuestra imaginación más mórbida. ?Espectra es la madre de todos los fantasmas, esa vampira que nos seduce, esa difunta que nos atormenta, la bella niña que duerme en una caja de cristal, la amazona que muere entre los brazos del héroe que la ama, la esposa añorada por su viudo hasta la locura, la mujer astronauta de Solaris, la que resucita, la que grita en la noche el nombre de su hija... La hemos creado y tenemos que aprender a vivir con ella...?, explica Pilar Pedraza sobre su obra. Espectra, más que un ensayo es un descenso por las criptas de la literatura y el cine, con humor y mucho amor hacia lo fantástico.