Los violentos embates de la política española y la fascinación ejercida por una de las capitales de la cultura, llevan a las orillas del Sena, al fi nal del reinado de Napoleón y durante la Restauración borbónica, a centenares de españoles, emigrados o simples «turistas». Según su estatuto, sus fines políticos o sus recursos, conspiran, se entregan a los placeres u observan el espectáculo para redactar luego sus recuerdos pintorescos. En París nace «la literatura del exilio» y acceden a la fama pintores, músicos y artistas. En las barricadas de julio de 1830 actúan españoles y en la revolución de 1848 se lee la primera proclama pro republicana redactada fuera de la Península. Esos españoles confluyen en lo que se califi ca aquí, por primera vez en la historia de «los españoles fuera de España», de «barrio español».