No hay mucha diferencia entre vivir y trabajar para quienes decidimos un día vivir construyendo el mundo, para quienes vemos la arquitectura, más que como un trabajo, con la carga negativa que la palabra conlleva, como una ventana para ver ese mundo, a través de ella. Y transformarlo
Y, sin embargo, este libro está divido en esos dos grandes apartados, casi heideggerianos, construir, habitar, pensar simplemente porque esta es una de las muchas formas de ordenarlo (basta recordar las magníficas y variopintas clasificaciones de animales que cita Borges en alguno de sus libros). También podría haberse llamado OM, media parte (claro que no sabiendo si jugarás la segunda, no tenía mucho sentido
) o OM Arquitectura mediterránea, claro que mediterráneos somos hoy todos. O OM, obra incompleta, porque incompleta es esta selección que apenas recoge una décima parte de los proyectos realizados y una tercera parte de los construidos
Porque, por interesantes que sean las ideas sobre plano, difícilmente aguantan frente a la potencia de aquello que se ha llevado a término. La vida está para transformarse en libro, dijo Mallarmé. Y para construirla, día a día. Para pensarla. Y para vivirla
Está bien este título, como lo estaría cualquiera de los otros. Dejémoslo, pues, así