Si lo que de verdad desea nuestra sociedad, en materia de enseñanza, es mejorar las oportunidades educativas y los resultados de nuestros alumnos, entonces debe empezar a aplicar en las escuelas todos los conocimientos disponibles sobre el funcionamiento de la mente infantil: cómo piensan, cómo aprenden y cómo recuerdan los niños. Pues bien, he aquí una herramienta indispensable para la aplicación de esa ciencia cognitiva en el aula: un libro que proporciona una sencilla introducción general a la investigación cognitiva e ilustra su importancia para el cambio educativo. A partir de ahí, y utilizando ejemplos extraídos de las propias aulas, John T. Bruer no sólo nos muestra cómo se puede mejorar la transición del estudiante hacia un dominio avanzado de la lectura, la escritura, las matemáticas y las ciencias, sino también las vías que pueden sugerirse para motivarlo, para diseñar instrumentos más efectivos con el fin de valorarlo, y para mejorar la formación del profesorado. Ahora que políticos, empresarios e incluso muchos inspectores escolares, directores y profesores, están empezando a afirmar tajantemente que todos los problemas educativos podrían solucionarse variando las estructuras de gestión escolar o creando un mercado de servicios educativos, esta importante obra de Bruer viene a decirnos que, en el fondo, la mejora depende de algo tan sencillo como un cambio en las interacciones estudiante-profesor. Y que será esa intervención, guiada por la investigación cognitiva, la que acabará creando ambientes más efectivos en el aula.