A Dylan se le ha estudiado del derecho y del revés, y más se le estudiará ahora que es todo un Premio Nobel de Literatura. Se han escrito biografías, libelos, estudios, análisis y demás historias. Junto con los Beatles, es el artista que más papel y saliva ha hecho gastar. Nunca ha contestado ataques ni se ha dignado a cambiar su gesto, de natural torcido, ante nada, como si fuera inmune. Con el paso de los años, se ha vuelto aún más hermético. Si de joven forjó su propia leyenda y la consolidó a base de canciones, hoy la mantiene con su temperamento y su idiosincrasia. Bob Dylan es único, y esto, en un mundo globalizado y uniforme, es un lujo. Sus temas siguen y seguirán proyectando imágenes en las mentes de sus creyentes.