Desde que entramos en la escuela primaria, aprendemos a redactar y cada uno tiene su manera de decir, narrar o escribir sobre cualquier asunto. Por eso, las autoras analizan en primer lugar las prácticas habituales de la redacción y muestran cómo detectar si los argumentos, deducciones o conclusiones son claros. Pero para escribir un trabajo necesitamos, además de redactar correctamente, apoyarnos en informaciones precisas y por ello encontramos aquí muchos consejos sobre cómo organizar adecuadamente la búsqueda de las informaciones adecuadas, ya sea en enciclopedias o bibliotecas públicas. Al entrar en la universidad, para cualquier estudiante se produce un salto en cuanto a las exigencias de redacción. El uso acostumbrado del lenguaje ya no basta y hay que aprender a escribir de una manera mucho más diferenciada en función de las necesidades académicas. Además, en una misma carrera hay que manejar lenguajes y métodos expositivos diversos según las materias. La variedad de enfoques posibles para encontrar un estilo de exposición personalizado y la abundancia de ejemplos concretos muy bien escogidos distinguen este libro como una guía práctica para la redacción, que cualquier estudiante apreciará como una verdadera ayuda personal, con la que se sentirá muy a gusto.