El mito y la leyenda se asocian con frecuencia a Escocia, un país acogedor que ha sabido conservar una peculiar forma de vida y que guarda una extraordinaria variedad de paisajes, que van desde las suaves colinas de los Borders, a la soledad de los archipiélagos del norte, o desde los fiordos rocosos de las Highlands, a los bosques y lagos de su parte central. Sin olvidar Glasgow, ni Edimburgo, su capital, una ciudad de alma gótica, llena de calles misteriosas, edificios históricos, animados pubs y con una asombrosa oferta cultural y gastronómica. Si a todo esto se une una población alegre y hospitalaria, se entiende el motivo por el que tantos viajeros vuelven una y otra vez a Escocia.
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