De lo minúsculo, lo supuestamente accidental o intrascendente, pueden escribirse poemas épicos. Y esa es la premisa del poemario Epopeyas de bolsillo, que eleva a la categoría de esencial lo que guardamos en ese ínfimo receptáculo de tela. En un juego poético con salto y doble tirabuzón, Álex Prada conecta una frase extraída de Enormes minucias, de G. K. Chesterton, y la fotografía de Jaime Serra, que firma el prólogo, titulada Datos en los bolsillos, basada en los objetos encontrados en los bolsillos de su hijo durante seis meses, y así el autor esboza esta obra, donde confluyen el arte de la imagen de lo mínimo y de la palabra destilada. «¿Es Álex Prada un temerario entusiasta que se anima a lo que Chesterton, príncipe de las paradojas, no se veía capaz? (
) En estas páginas, bolsillos de papel repletos de palabras, nos recuerda que las auténticas epopeyas son de estar por casa, la epopeya de transitar la vida con lo que encontramos y recogimos en el primer tramo del camino: una brizna de melancolía, un hilo de temor enmadejado color ansia, un pedazo de desazón mordida, un alambre oxidado por la rabia que nos pincha cada vez que metemos la mano.» Jaime Serra.