Todos, en lo más profundo de nuestra alma, tenemos la intuición del misterio de Dios, a quien añoramos, vislumbramos y, a veces, sentimos vibrar en nuestro corazón. Este es el mayor milagro que podemos experimentar en la vida: sentir, vivir y saborear el latido del corazón de Dios, vivir y experimentar que Dios es todo en la vida de cada uno y de todas las criaturas. La lectura silenciosa, en oración, meditada en el corazón, de las bienaventuranzas, nos ayudará a gustar y ver qué bueno es el Señor.