Rousseau superviviente de un atentado se despierta con la cara cubierta de vendas en un hospital. Todo es blanco en su cabeza. Lo identifican como “perro” en un mundo donde los gatos, que representan la violencia, luchan por su libertad. Empieza un largo viaje personal teñido de fantasía, gracias a su “blanca memoria” Rousseau puede volver a ver el mundo con otros ojos. Cinco año de intenso trabajo de Stéphane Poulin y Carl Norac que han querido ilustrar como, en una sociedad fratricida gobernada por policías, un ser sin memoria parte en busca de la verdad y termina convirtiéndose en un símbolo pacifico de lucha contra la opresión. Un símbolo pacifico de lucha contra la opresión.