Este libro pretende ser cauce de un pensamiento heterodoxo, donde el sentir es un escuchar: un oir con dificultad, pues Zambrano intenta hacer sensible y audible el ámbito de lo silenciado. Atendiendo a este eje brota una razón poética, que va granando un proceso de creación personal como requerimiento a la filosofía, para que no olvide el necesario rescate de lo que la heterogeneidad implica: mostrar en el espejo de la llama el mundo de las entrañas