El carisma misionero de la congregación de Esclavas del Divino Corazón brota desde el mismo carisma que la mueve desde los comienzos: anunciar el amor personal de Jesucristo a través de la educación -colegios, residencias universitarias...- y de otras obras de promoción social y cultural; así como la colaboración en parroquias y en el ámbito de la Iglesia diocesana, llegando también a los lugares más empobrecidos, a la atención sanitaria en centros de salud, etc.