Este libro explora la pluralidad de agentes, embajadores oficiales o informales, y también sus intermediarios, como artistas o viajeros que fomentaron el intercambio y la circulación de conocimientos culturales y artísticos a través de las redes diplomáticas hispanas de la Edad Moderna. Estas transferencias culturales entre los principales ámbitos del poder, pero también entre los espacios grises, de una monarquía policéntrica como la española, fueron alimentadas por embajadores con agendas de intereses complejas y con lealtades múltiples. Intercambiaron cartas o regalos y coleccionaron artefactos, tanto visuales como textuales, con los que se vieron envueltos en procesos de hibridación o aculturación en los lugares donde fueron destinados.