Por causa de la cólera de la Reina, el profeta Elías debe huir. Siente un miedo atroz y se esconde en el desierto. Ya no quiere ser profeta. Ser profeta de Dios solo le ha traído disgustos. Entonces se le aparece Dios de manera inesperada y le infunde nuevo valor (cf. 1 Re 19, 1-14).