Nacida en parte de los cuentos que KENNETH GRAHAME (1859-1932) contaba por la noche a su hijo, EL VIENTO EN LOS SAUCES (1908) no tardó en adquirir categoría de clásico. La naturaleza arquetípica de su escenario por una parte, la Orilla del Río, encarnación de lo conocido y seguro; por otra, el Ancho Mundo, trasunto de lo desconocido y peligroso, pero también de la libertad y el carácter idílico de la existencia de sus habitantes la Rata, el Topo, el Tejón, el enloquecido señor Sapo, son rasgos, en efecto, que aproximan mucho este escenario al de una infancia feliz. Así, la obra de Grahame y el mundo acogedor que levantó en sus páginas han llamado y siguen llamando tanto a jóvenes como adultos, habiéndose consolidado como uno de esos pequeños paraísos de ficción a los que se puede volver una y otra vez seguro de nunca verse defraudado.