Realiza aquí el dramaturgo toda una reflexión sobre la violencia y sobre la hipocresía de la política internacional de los poderosos disfrazada con los ropajes de la paz y de la ayuda humanitaria. Retoma también Handke algunos de sus temas recurrentes, como las trampas del lenguaje, el control de las palabras o la apropiación del discurso ?legítimo?. También surge una de las preocupaciones esenciales del escritor austríaco como es el tiempo, en este caso las diferentes y desajustadas formas de vivir el tiempo como causa del desencuentro entre personas y entre pueblos. También está presente en este drama ese concepto, tan vivo en el último Handke, de la Utopía, de la Gran Paz, del Encuentro universal de los seres humanos y de los pueblos, y que aquí toma la forma de esa sutil y misteriosa metáfora del viaje en la canoa. Dice uno de los personajes: ?Nuestro santuario de aquí es la canoa. Estar en el río: esto es paz. Estar en los ríos: esto será paz. En la frontera entre el sueño y la vela. En la oscuridad profunda. En medio del invierno. En la invernada. En esa frontera existe todavía un nosotros como no existe en ninguna otra parte?.