De acuerdo con muchos expertos, una de las metas de la educación es ayudar a los estudiantes a adquirir estrategias efectivas. Afortunadamente, el estudio de cómo enseñar estas habilidades de control ejecutivo ha sido considerado de alta prioridad en la educación y varios principios importantes ya han sido identificados. Primero, los estudiantes deben ser expuestos a varias estrategias diferentes, no sólo estrategias de pensamiento general sino a estrategias específicas, como las técnicas mnemotécnicas (arte de recordar) mediante técnicas como la práctica masiva (concentrada en un tiempo breve) o distribuida (repartida en un largo periodo de tiempo), el método del encadenamiento (el primer elemento a recordar se une con el segundo, el segundo con el tercero y así sucesivamente), el método de la palabra clave (asociación de palabras o conceptos nuevos con palabras de sonido similar), método de palabra señalada (asociación de reactivos con palabras clave; por ejemplo: “uno es humo”, “dos es tos”, “tres es pez”…), método de los lugares (asociación de reactivos con lugares específicos). Segundo, parece ser de gran importancia las instrucciones sobre el uso del cuándo, dónde y por qué. Aunque parezca obvio, los maestros frecuentemente pasan por alto esta información. Bien porque no se dan cuenta de su importancia, o porque suponen que los estudiantes harían inferencias por su cuenta. Sabemos con seguridad que es más fácil que se mantenga y utilice determinada estrategia si se da la información del cuándo, dónde y por qué. Tercero, no podemos olvidar la relación entre la ejecución y la actitud. Los estudiantes pueden saber cuándo y cómo usar una estrategia, pero a menos que también desarrollen el deseo de emplear estas habilidades, la capacidad de aprendizaje general no mejorará.