La celebración de los dos siglos del nacimiento de la Madre Rafols reavivó en la Congregación de Santa Ana algo que había sembrado el Vaticano II: el afán por reencontrar sus raíces, por revivir el carisma original del que nacieron. Este libro quiere ser parte de ese reencuentro gozoso. Deja de lado las polémicas, se olvida de las utilizaciones que quisieron hacerse de esta figura, trata de describir con sencillez lo que sabemos de la verdadera raíz. Y calla allí donde no tiene datos suficientemente serios. Tampoco tiene pretensiones investigadoras o históricas: en realidad, es un simple resumen y de vulgarización de lo investigado por J. I. Tellechea, casi auténtico autor de sus páginas. Si se escribió, fue sólo para ayudar a quienes no tienen el coraje de enfrentarse con los siempre más áridos documentos.