Oberndorf, 1974. Hace muy poco que Ruperto ha llegado a este pueblecito alemán, siguiendo la estela de los que emigraron antes. Se niega a creer lo que todos le dicen, que aquello no es el paraíso que muchos creen y que quizá sea hora de volverse. Pero pronto empezará a no encajar con el trabajo en las fábricas, con el estricto orden de la vida germánica, y con los madrugones a la alemana. No aguanta el pan de centeno, ni el café aguado ni tanta mantequilla. Desubicado por naturaleza, todavía se define a sí mismo como un yeyé y decide montar un grupo musical, Los Mantas, con el que triunfar en Alemania como ningún emigrante ha sabido hacerlo
Ruperto, sólo parece tener dos certezas: que todo esto de Alemania no es sino un cuento absurdo y que las 7 de la mañana no son horas para levantarse. El último yeyé es una novela gráfica inspirada en hechos reales que, con una cuidada documentación, traza la crónica de ida y vuelta de la emigración, un hecho que parece repetirse en cualquier lugar y en cualquier tiempo.