Presenciamos la decadencia de la prensa escrita y de la cultura tal como la conocemos, y los periodistas tienen la última palabra. El periódico impreso va a desaparecer. Y lo hará pronto, antes de lo que creíamos. Con él van a desvanecerse o transformarse muchas otras cosas. El periódico ha sido durante una larga época la imagen del mundo y su conciencia, la escenificación diaria de la idea de una realidad ordenada y jerarquizada, y un formidable instrumento frente a cualquier poder. Pero los medios cambian porque los ciudadanos que los consumen y usan quieren que cambien. Son los lectores los que están protagonizando el salto a esta nueva era. Este no es, por tanto, únicamente un libro para periodistas, ni un ensayo sobre la crisis de un gremio. La desaparición del periódico impreso dejará un vacío real, no solo en la vida cotidiana sino también en el funcionamiento de nuestras sociedades. Ha llegado el momento de imaginar el nuevo tiempo, de pensar cómo serán la realidad y la historia sin periódicos, cómo se organizarán la libertad y la democracia sin ese pliego de papel que cada mañana llega simultáneamente a las manos de centenares de miles de personas. Con realismo y precisión, respaldado por el bagaje de cuarenta años de experiencia en la primera línea del periodismo y una mirada lúcida y valiente, Lluís Bassets escribe la crónica de los últimos días de la prensa escrita. ¿El estallido de la «burbuja periodística» será también la definitiva señal del fin de la cultura y la democracia tal y como las conocemos? ¿Hacia dónde nos lleva la «efervescencia digital»? Reseñas:«Lluís Bassets mete el dedo en todas las heridas que afectan al periodismo que se ha hecho y que se está haciendo. Ni la prensa tradicional fue el espejo de todas las virtudes, ni la marea digital está por entero contaminada de detritus. O viceversa.»José Andrés Rojo, El País «Escrito con el aire y el ritmo con que Bassets ejerce la literatura de su periodismo, es una obra que te sobrecoge como ciudadano y que te golpea como periodista.»Juan Cruz «El último que apague la luz, que es lectura de emergencia para los miembros de un gremio aún atrincherados en redacciones que nunca volverán a ser lo que eran ##todo deberá ser más modesto##, es, además, una invitación inteligente para reflexionar sobre cuál ha sido y será el papel social del periodismo. Y eso trasciende el estricto interés profesional en tanto que la vigilancia de los poderes que presupone la elaboración rigurosa de las noticias es un ingrediente fundamental para el buen funcionamiento de una democracia.»Jordi Amat, Suma cultural