El relato que tiene ante sí, no es la descripción de las andanzas de unos policías que engañaron a todo un Director General y a un Ministro del Interior que eran estúpidos según el lenguaje del imperio, aunque nosotros les digamos tontos simplemente. Eso es inverosímil. Igualmente es inverosímil que algunos policías cometan actos, más o menos delictivos, siguiendo instrucciones políticas de determinado partido, y por lo tanto tampoco eso lo encontrará en este relato. Si le invitan a un ojeo en la Encomienda de Mudela es totalmente inverosímil que aparezcan faisanes. Si le ha despertado la curiosidad, este relato es sencillamente real.