«Durante mucho tiempo creí que vivía en una sociedad», dice François Dubet, pero la representación tradicional de la sociedad se agota bajo los golpes de la mundialización y de la modernidad misma. Así, la sociedad ya no se concibe como el progreso de la integración de una estructura social, una cultura nacional homogénea y una soberanía política todopoderosa. Ahora, los individuos, cada vez más movilizados, están encargados de hacer lo que la sociedad ya no hace por ellos. Las sociedades, empero, no desaparecen: imponen formas de dominación, siguen determinando las pruebas que los individuos deben afrontar, son el marco fundamental de la crítica social y de los movimientos sociales. Es ese «trabajo de las sociedades» lo que debemos comprender a fin de construir las representaciones y las fuerzas políticas que nos permitan vivir juntos. Por medio de una demostración precisa, clara y muy pedagógica, este ensayo magistral de François Dubet prosigue, luego de Le Déclin de linstitution, su trabajo sobre la sociología de las sociedades. Una reflexión que pone vigorosamente en tela de juicio las teorías actuales, describe sus límites, y las supera con la propuesta de un nuevo modelo, una herramienta para repensar el futuro.