Esta nueva interpretación sobre la vida y la psicología de Carl Gustav Jung, tan sorprendente como reveladora, se basa en la hipótesis de que en realidad el gran psicólogo era un taoísta convencido, algo que se demuestra a través de sus cartas, aforismos y escritos. Rosen, de este modo, examina sus crisis personales --incluyendo su ruptura con Freud y su posterior trabajo con el I Ching--, traza paralelismos entre el mundo natural de su psique y el de la filosofía taoísta, indaga en la integración de los opuestos, examina conceptos como sincronicidad e individuación y, en fin, postula como aspiración máxima de su pensamiento la necesidad de liberarse del ego y entregarse al sí mismo o al Tao. Estructurada, así, según el modelo del clásico Tao Te Ching --el libro más traducido de la historia después de la Biblia-- esta obra acaba siendo una esclarecedora introducción tanto al taoísmo como al pensamiento junguiano, un imprescindible recurso espiritual para los seguidores de Jung y de sus teorías.