Partamos de un hecho: los fundadores de las distintas familias religiosas no fueron ideólogos, sino padres. Tuvieron hijos, y por ellos pasaron a la historia. Ahora, ¿por qué siguen manteniendo contacto con sus padres espirituales y no les basta tener por guía al Espíritu Santo? A parte de motivos ascéticos, el motivo principal radica en que esa paternidad espiritual crea de hecho un tipo de amistad indiscutible. Pues bien, este libro nos concreta y explica detenidamente los rasgos característicos de la paternidad espiritual de San Ignacio de Loyola, así como sus vínculos con los antiguos padres espirituales del cristianismo.