Basil Hallward había terminado el retrato. El joven Dorian, al verlo, no pudo más que desear, desde su frívola inocencia, que fuera su imagen la que envejeciera y se corrompiera con el paso de los años mientras él permanecía intacto. Y así fue: a partir de entonces, Dorian Gray conservó no sólo la lozanía y la hermosura propias de la juventud, sino la pureza de los inocentes. Pero ¿a qué precio? Publicada por primera vez en 1890, la única novela de Wilde es un rompecabezas diseñado de manera brillante para mofarse de las mentes convencionales con su intensa exploración de la miríada de interrelaciones entre el arte, la vida, y las consecuencias. Desde el provocativo «Prefacio», en el que reta al lector a creer en la teoría esteticista de lart pour lart, hasta su sensacional conclusión, el relato explora la conciencia del propio pecado como fuente del arte. «Tal vez sea El retrato de Dorian Gray la obra fundamental de la fama de Wilde. Es un libro lleno de fascinación y encanto, fácil y difícil a la vez, y cuyo único protagonista y tema esencial es la Belleza. Una de las pasiones que hacen vivir y dan sentido y fuerza al mundo.» Luis Antonio de Villena