La inmunidad que los embajadores disfrutaban en sus palacios adquirió un desarrollo especial en Roma, porque la extendieron a un circuito en torno al palacio. En esta zona de confines variables conocida como quartiere, barrio o franco del embajador, no podía entrar la policía romana. Así, "El Quartiere de la embajada española en Roma" ofrece, en primer lugar, una visión general de su origen y desarrollo, y luego se centra en la evolución del barrio español que, en la segunda mitad del siglo XVII, alcanzó gran extensión y se convirtió en un lugar propicio para refugio de malviventi, prostitutas y juegos prohibidos, lo que motivó que el papa Inocencio XI aboliera estas jurisdicciones exentas por los abusos que se cometían. Sin embargo, en los primeros años del siglo XVIII, al socaire de la guerra de Sucesión a la Monarquía española, se afirmaron de nuevo estos barrios que, en el caso español, se prolongó hasta el siglo XIX, y una pequeña compañía de soldados protegía su jurisdicción, lo que motivó múltiples incidentes con las autoridades romanas.