Durante los más de treinta y cinco años de exilio que siguieron a la Guerra Civil, el Partido Socialista Obrero Español trató de encontrar una solución al debate entre república o monarquía. Esa cuestión era, en su opinión, el principal obstáculo para que los españoles pudieran disfrutar de una democracia estable tras la caída del dictador. La respuesta dada por los socialistas fue el plebiscito, que dejaba a decisión del pueblo español cuál había de ser la institución que le gobernase. Con esa intención, los socialistas consiguieron firmar en los años cuarenta el Pacto de San Juan de Luz, que selló la colaboración entre socialistas y monárquicos liberales en un intento de poner fin al franquismo. El ideal plebiscitario fue mantenido por el PSOE a lo largo de todo el franquismo, y se convirtió en la referencia con la que se establecieron los prolongados contactos entre las distintas fuerzas de oposición al régimen, que sentaron los fundamentos para la Transición.