Nos hallamos aparentemente inmersos en un universo freudiano. La creación artística, la política, la publicidad, la reflexión filosófica actuales constituyen una permanente referencia a la correlación entre Edipo (muerte del padre, fusión con la madre) e Inconsciente. Y, no obstante, razones hay para estimar que toda esta agitación contribuye sobre todo a velar aquello de que se trata. Los motivos que hicieron necesario recurrir a la hipótesis del inconsciente se hallan más bien encubiertos. El inconsciente ha venido a ser un objeto de fe o un gadget ideológico. Por ello, el propósito de este trabajo es tanto exponer la hipótesis de Freud como justificarla: se trata de revivir las razones de Freud, en lugar de aceptarlas desde afuera. El autor estima que de nada serviría apoyarse en una interpretación ya dada y menos hacer acto de fe en una escuela. Para adentrarse allí donde la conciencia cojea, carecemos —por esencia— de muletas.