Desde hace algunos años, Amnistía Internacional organiza unas maratones de escritura en las que personas famosas y anónimas escriben cartas a hombres y mujeres que han sido injustamente encarcelados. Esta iniciativa busca que quienes sufren los abusos del poder y están apartados de sus familias sientan el afecto de quienes han conocido su causa y los apoyan. Fue durante una de esas maratones de escritura cuando al ilustrador canadiense Jacques Goldstyn se le ocurrió la conmovedora historia de El prisionero sin fronteras. Este álbum expresa sin palabras el dolor y la soledad de quienes se ven privados de la libertad por defender una idea o por clamar contra una injusticia, pero sobre todo los valores de fraternidad, solidaridad y esperanza que los participantes de las maratones de escritura de Amnistía Internacional tratan de hacer llegar a los prisioneros.