Durante los dos siglos finales de la Edad Media el Reino de Navarra se vio sacudido por una fuerte crisis, que afectó al conjunto del Occidente europeo, y tuvo profundos efectos sobre la economía de la nobleza. La competición entre diferentes facciones de la nobleza por disfrutar de las rentas estatales desembocó en una larga guerra civil disparada por un pretexto dinástico.